Este lunes por la mañana la familia Monete al completo pasó una mañana muy completita en la Maternitat. Recién inaugurada la semana treinta y tres, tenía programada la visita para crear el historial y la ecografía del tercer trimestre.
A las diez de la mañana nos presentamos allí los tres, o mejor dicho los cuatro, con los ojitos llenos de sueño y la carpeta del embarazo. Tuvimos que llevar a Monito con nosotros porqué los abuelos se encontraban viviendo la vida loca en Mallorca con el Imserso, o al menos eso dicen ellos, porqué pruebas de su estancia no hay ninguna, que dicen que se les ha borrado la tarjeta de memoria de la cámara y sólo conservan un par de fotos hechas con el móvil de las vistas al descampado de detrás del hotel…
Pero bueno, ateniéndonos a la versión oficial facilitada por la Casa de los Yayos, éstos estaban en Mallorca y tuvimos que ir al hospital la familia al completo. Monito, para demostrar que vale la pena llevarla a cualquier sarao, se dedicó a amenizarnos la espera tirándose por el suelo a la voz de estoy borracha, estoy borracha, mientras su padre y yo la mirábamos con cara de póker preguntándonos de dónde le habría venido la inspiración para semejante performance.
Al fin, nos llamaron las matronas para confeccionar el historial de cara al parto y Monito pasó a portarse como un angelito, pese al sueño que arrastraba, que ella su siesta de las diez de la mañana no la perdona ningún día y dejó de insinuar que le poníamos espirituosos en el bibe.
Revisaron los datos de la cartilla de embarazada, los análisis y las ecografías y me hicieron las típicas preguntas sobre alergias y antecedentes de enfermedades en la familia. Me pesaron, mi parte favorita, ya llevo diez quilitos pa mi body y me miraron la tripa. Para mi tranquilidad me dijeron que parecía que la nena ya estaba colocadita y no de culete como aparecía en la eco anterior.
Les comenté que desde hacía casi una semana estaba teniendo bastantes contracciones, aunque no dolorosas, o al menos más de las que creo que son normales. Les dije que el sábado se me habían ido descontrolando a lo largo del día y a última hora de la tarde era un no parar. Me preguntaron varias veces cómo que no había ido al hospital y les dije que la verdad, porqué finalmente con un bañito se me habían acabado pasando. Teniendo visita el lunes, no siendo contracciones de parto y con una niña de veinte meses recién acostada, pues en casa nos quedamos.
Y aquí empezó nuestra gymcana, me dijeron que aunque la eco la tuviera programada para las doce pasara ya directamente por allí y al acabarla una enfermera me pondría la vacuna del tétanos, difteria y tosferina. Antes tenía que pasar por el mostrador para que me dieran los volantes, el listado con la canastilla y me apuntaran a los cursos de preparación al parto que ofrecen. Me dijo que además, antes de marcharnos y aunque ese día ya no tuviera contracciones, me pasara por urgencias a que me echaran un vistazo.
Me he apuntado a tres cursos que son los que más me interesan: sofrología, que para quién no lo sepa es una técnica de relajación que recomiendan utilizar durante el parto, esferodinámica o cómo te puedes ayudar durante el trabajo de parto de una pelota y por último al de parto natural. También ofrecen una visita a las instalaciones y un curso de parto en el agua pero ésto último no lo veo ¡El agua para los peces!
Nuestra ecógrafa favorita, nuestra sexadora particular de bebés, se portó estupendamente como siempre y dejó estar a Monito durante toda la ecografía y ésta en agradecimiento se quedó calladita en su carrito, pese a que a veces nos miraba con cara de lleváis semanas contándome el rollo de que voy a ver a mi hermanita y en esa tele no se ve nada de nada ¿Esta tipa ha resintonizado su aparato?
La ecografía fue bien, todo correcto y pese a las contracciones, la bolsa estaba perfecta. Mi nena ya pesa 2,046Kg, ni mucho, ni poco, pero vamos que luego esto del peso ya depende de si le da por nacer en la semana treinta y ocho o en la cuarenta y dos. Nos confirmaron que definitivamente nuestra futura Abejita, ha dejado de estar sentada cual buda y ya se ha colocado lista y preparada para llegar a este mundo con la cabeza por delante para regocijo de la pelvis de su madre.
Ecografiada y vacunada nos fuimos a urgencias dónde comentamos el tema de las contracciones e insistieron en monitorizarme pese a que les dije que esa mañana sólo había tenido un par y hacía mucho rato. Como era de esperar no marqué ni una contracción, pero después del sábado tan movidito que había tenido me hicieron otra eco, esta vez transvaginal, para confirmar que el cuello del útero está como tiene que estar en la semana treinta y tres.
Y aquí acaba nuestra gymcana particular en la Maternitat, una vez salimos me fui a comprar un nada sexy camisón para la bolsa del hospital. El hecho de haber tenido contracciones me ha servido para darme cuenta que me he plantado en la semana treinta y tres sin haber preparado nada para mi pequeña abejita, casi todo lo vamos a aprovechar de su hermana pero ya es hora de empezar a lavar y preparar sus cositas